La
Santa Cena del Señor.
La
celebración de la Cena del Señor es un servicio cristiano solemne en memoria de
la crucifixión de Jesús. Instituido por el Señor Jesucristo en la noche que fue
traicionado, conmemora su muerte en la cruz del Calvario como sacrificio por
nuestros pecados. ¡Para que pudiéramos vivir!
La
Cena del Señor, también conocida como comunión,
ilustra nuestra comunión con Cristo y nos recuerda que somos miembros del cuerpo
de Cristo – la Iglesia – y que nuestro Señor viene otra vez.
Es
este estudio examinaremos el origen y el significado de la Cena del Señor, lo
que simboliza nuestra participación en el cuerpo y sangre de Cristo, la
importancia de nuestra comunión con otros creyentes, el significado del pan y
el fruto de la vid usados en esta conmemoración, y las fechas, frecuencia y su
naturaleza eterna. También consideraremos la práctica del “LAVAMIENTO DE LOS PIES”, y la pregunta de quienes pueden participar
en el servicio.
1.
ORIGEN
DE LA INSTITUCIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR.
Mateo
26, Marcos 14 y Lucas 22, nos reportan que al acercarse la fecha de la
celebración anual de la Pascua, Jesús les dio instrucciones a Pedro y a Juan de
hacer los arreglos necesarios para que participaran de la Cena Él y los
discípulos.
Esa
noche, cuando Jesús y los discípulos reclinados sobre la mesa, comiendo la que
sería su ultima Cena Pascua juntos, Jesús hizo algo diferente – algo que sería
practicado por todos sus seguidores de todos los tiempos como un memorial de su
muerte.
También
tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio diciendo “Esto s mi cuerpo, que por vosotros es dado, haced esto en memoria de
mi” (Lucas 22:19).
Y
aunque la institución de la Cena del Señor coincidió con la Pascua, no fue
meramente la intensión de que fuera reinterpretación o extensión de la Pascua.
Todo lo contrario era un nuevo memorial que permitiría a los seguidores de
Jesús proclamar su creencia personal en Él.
Considere
algunos de los aspectos más significativos de la Pascua del Antiguo Testamento:
- Participación familiar (Éxodo 12:3-4);
- Sacrificio de un cordero para la cena de la Pascua (Deuteronomio 16:2).
- Seguido con una celebración de siete días confinada con los sábados anuales (v. 1-8).
- Se comía pan sin levadura durante el tiempo que durará la celebración (v. 8).
- Entre los varones, solamente los que estaban circuncidados podían participar (Éxodo 12:48-19);
Esta práctica era un evento nacional en un
lugar designado para ello, el cual, después del establecimiento del templo fue
Jerusalén (Deuteronomio 16:6).
El
servicio memorial instituido por Jesús es muy diferente de la Pascua. Lo más
importante es, que, mientras que la Pascua mira hacia la salida de Egipto y
solo simboliza la muerte de Jesús, el memorial de la Cena del Señor centra su
enfoque totalmente en el sacrificio de Cristo por los pecados de todo el mundo.
El
escritor de hebreos enseñó que los sacrificios y rituales del Antiguo Pacto,
incluyendo aquellos asociados con los festivales de Israel, encontraron su
cumplimiento en el sacrificio único de Jesús (Hebreos 9:9-15; 10:10-12). “Cristo, un cordero sin mancha y sin
defecto” (1ª Pedro 1:19), cumplió todos los ejemplos simbolizados en la
Pascua y el ¡sacrificio de animales llegó a su fin!
Además,
Jesús les dio el pan sin levadura, antiguamente como un recordatorio de la
rápida salida de Israel de Egipto, ahora con un significado totalmente nuevo “Esto es mi cuerpo” (Mateo 26:26). Le do
un significado nuevo a la copa de la mesa de la Pascua: “Esto es mi sangre (28), esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que
por vosotros se derrama” (Lucas 22:20).
Contrario
a las reglas de la Pascua que requerían circuncisión en los hombres y que todos
los miembros de la familia participaran, la Cena del Señor se debe observar
solo por aquellos quienes su fe en Jesús los haya llevado a entregarle sus
vidas al Señor. La instrucción de Jesús, “bebed
de ella todos” (Mateo 26:27), es una ordenanza para que todos los creyentes
tomen parte de la Cena del Señor. A diferencia de la Pascua, que era
inseparable de la historia de una nación, Israel, la redención cumplida con la
muerte de Jesús está al alcance de los creyentes de todas las razas y naciones
(Gálatas 3:28).
A
diferencia de la Pascua, la Cena del Señor no es una celebración que se
extiende por varios días. Mas bien, es un servicio memorial, único, solemne,
que puede observarse en cualquier lugar del mundo en donde los creyentes se
reúnan.
Aunque
hay muchas similaridades en los símbolos de la Santa Cena del Señor y la
Pascua, los contrastes y las diferencias son significantes; por lo consiguiente
no es correcto pensar de este memorial simplemente como una versión de la
Pascua del Nuevo Testamento.
2.
SIGNIFICADO
DE LA CENA DEL SEÑOR.
Aproximadamente
dos décadas después de que Jesús instituyera este memorial, el apóstol Pablo
escribió a la Iglesia de Corinto acerca de su significado.
El
Señor Jesús… tomó el pan, y habiendo dado gracias, lo partió y dijo, “Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por
vosotros es partido; haced esto en memoria de mi” (1ª Corintios 11:23-26).
La
Cena del Señor ilustra gráficamente la doctrina de la salvación. Al participar
del pan y del fruto de la vid, proclamamos la muerte expiatoria del Señor
(v.26) “y su sangre… nos purifica de todo pecado” (1ª Juan 1:7). Nosotros
afirmamos nuestra fe en Él y la aceptación de su sacrificio como pago de
nuestros pecados. Recordamos el amor de Dios que mando a su hijo al mundo para
salvar a los perdidos (Juan 3:16); recordamos el sacrificio voluntario de Jesús
como expiación de nuestros pecados (Efesios 1:7); y recordamos la obra
redentora de Cristo terminada en la cruz (Hebreos 10:12-14).
Por
un lado la Cena del Señor es un memorial solemne del sufrimiento de nuestro
Salvador y de su muerte en la cruz, incitando pensamientos de aflicción y
agonía. Y por el otro lado es una celebración de nuestra redención y liberación
del pecado, ¡lo que nos trae mucho gozo y alegría!
3.
UNIÓN
CON CRISTO
Pablo
comprendió que la Cena del Señor era una ilustración de nuestra continua
relación con Cristo.
La
copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El
pan que compartimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? (1ª Corintios
10:16).
Cada
vez que participamos de los símbolos de la Cena del Señor el pan el cuerpo de
Cristo y el juego de la vid su sangre, ¡afirmamos nuestra creencia en su
contante comunión con nosotros! Nosotros estamos en Él y Él está en nosotros
(Juan 14:20).
El
Nuevo Testamento nos ilustra lo que significa estar unido con Cristo por medio
de varias metáforas. Primero está la vid y los pámpanos en Juan 15:
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el
que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mi
nada podéis hacer” (Juan 15:5).
El
apóstol Pablo compara a los creyentes con el templo de Dios:
“¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y
que el Espíritu de Dios está en vosotros? … El templo de Dios, el cual sois
vosotros santo es” (1ª Corintios 3:16-17).
Pablo
también describe a la Iglesia como el cuerpo de Cristo: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo y miembros cada uno en
particular”. (1ª Corintios 12:27). Al comer el pan en la Cena del Señor,
afirmamos nuestra posición en la Iglesia, el cuerpo de Cristo, el cual se
compone de todos los que están en el Señor.
La
Santa Cena también nos recuerda que la Iglesia es la novia de Cristo – que
algún día a su regreso, se unirá con él en gloria en la cena de las bodas del
cordero (Revelación 19:7-8; Efesios 5:25-27).
De
hecho, cuando Jesús les dio la copa a sus discípulos, estaba pensando en el día
cuando volvería a tomarla junto con ellos en su reino, “porque os digo que no
beberé mas del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga” (Lucas 22:18).
Y Pablo declara explícitamente que al comer el pan y beber el vino “la muerte del Señor anunciáis hasta que
venga” (1ª Corintios 11:26). Cuando observamos la Cena del Señor en memoria
en la muerte de Jesús, también confesamos nuestra fe en su regreso.
4.
UNIÓN
CON OTROS CREYENTES.
Al
participar de la Cena del Señor y proclamar nuestra unión con Cristo, también estamos
proclamando nuestra unión con otros creyentes que son parte del cuerpo de Cristo,
la Iglesia. Pablo lo deja muy claro en su carta a los Corintios:
Siendo uno solo el pan,
nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo
pan. 1ª Corintios 10:17.
"De la manera que en un
cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo y todos miembros los unos
de los otros" (Romanos 12:4-5). "Él (Cristo) es también la cabeza del
cuerpo que es la Iglesia". (Colosenses 1:18).
Como
miembros del cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros tiene el deber de sujetarse
a Cristo, nuestra cabeza y ser devotos uno al otro en amor fraternal, honrando a
otros sobre nosotros compartiendo con los que tienen necesidad, practicando la hospitalidad,
y viviendo en armonía (Romanos 12:9-16; 1ª Corintios 12:25).
Al
participar de la cena del Señor recuerda y anima a los creyentes a lograr la
unidad en su relación con otros. De hecho, Jesús nos insta a reparar nuestras
relaciones con los demás antes de venir a adorar:
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y
allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante
del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y
presenta tu ofrenda (Mateo 5:23-24).
El
memorial de la Cena del Señor, es un recordatorio efectivo de que necesitamos ser
cuidadosos en mantener buenas relaciones con nuestros hermanos porque todos compartimos
la misma gracia gloriosa y el perdón de Cristo. ¡Esta es una razón maravillosa para
participar del pan y el vino con los santos de Dios! Y al mismo tiempo es una advertencia
muy sobria: si hay enemistad o contienda entre nosotros y otro creyente, no podemos
tomar parte de la Cena del Señor apropiadamente, hasta que por lo menos hayamos
hecho nuestra parte en buscar la reconciliación (Mateo 5:23-24, 6:12, 18:35; Marcos
11:25; Efesios 4:26, 5:32; 1ª Juan 4:19-21).
5. UNA
LECCIÓN DE HUMILDAD.
El
evangelio de Juan reporta los eventos de la última cena de Jesús desde una
perspectiva diferente a la de los otros evangelios. En lugar de decir los detalles
del comportamiento del pan y del fruto de la vid, Juan describe como Jesús se levantó
de la mesa, se quitó la ropa, se ciñó una toalla a su cintura, vertió agua en una
vasija y comenzó a lavar los pies a sus discípulos (Juan 13:4-11).
El
significado de lo que Jesús hizo se explica en los versos 12-15:
"¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros me llamáis "Maestro" y "Señor”, y decís bien, porque lo
soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro he lavado vuestros pies, vosotros también
debéis lavaros los pies, los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado para que,
como yo os he hecho, vosotros también hagáis".
Esta
declaración hace eco a lo que Jesús les había enseñado previamente a sus discípulos
cuando discutían entre ellos de quien sería considerado el mayor (Lucas 22:24).
El les dijo "... el mayor entre vosotros sea como el más joven, y el que dirige,
como el que sirve... yo estoy entre vosotros como el que sirve" (v.26b.27).
Al lavar los pies de los discípulos, Jesús les demostró cómo se iban a amar y a
servir uno al otro sin tomar en cuenta su rango o posición (Juan 13:14).
Una
de las glorias de la fe cristiana es que se da en igual medida a todos los
santos que reciben el amor de Dios y gracia salvadora por medio del sacrificio de
Cristo. Y se nos recuerda esa igualdad cuando venimos a la mesa del Señor donde
no existe rango o superioridad, ni rico ni pobre, ni clase social alta o baja. Todos
somos simplemente creyentes en Cristo. El lavamiento de los pies reforza esta
hermosa verdad. Y les recuerda a los santos que la humildad debe ser un estilo de
vida. Como siervos de Dios, debemos seguir el ejemplo de Jesús y estar
dispuestos a servirnos unos a otros en la forma más humilde cada día de nuestra
vida.
La
Iglesia de Dios (Séptimo día) practica el lavamiento de los pies porque Jesús lo
modeló e instituyó. Se le llama "ordenanza de humildad", y clamamos la
bendición prometida por Jesús al practicarla.
Pues si yo, el Señor y el Maestro,
he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies, los unos a los
otros, porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también
hagáis. Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis" (Juan 13:14,
15, 17).
6. LA
FECHA DE LA CENA DEL SEÑOR.
Jesús
les dijo a sus discípulos, "Haced esto en memoria de mí" (Lucas 22:19)
y”..."haced esto todas las veces que
la bebáis, en memoria de mi" (1ª Corintios 11:25)" Esto implica que
el servicio de la Cena del Señor es un memorial que debe repetirse. La instrucción
de Pablo a los Corintios requiere que su celebración sea repetida. "Todas las
veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta
que venga" (1ª Corintios 11:26).
La
Biblia no da instrucciones explícitas acerca de la fecha y frecuencia de la Santa
cena. sin embargo, nos damos cuenta, que la Cena del Señor fue instituida en la
tarde en el tiempo de la pascua hebrea a inicios de la primavera. (1ª Corintios
11:23) lo pone de ésta manera "...Que
el señor Jesús la noche que fue entregado, tomó pan..." Esto sucedió durante
las primeras horas de la tarde, la noche anterior que fuera arrestado, tentado y
crucificado (Marcos 14:12- 15:37).
Respetando
este origen histórico, la Iglesia de Dios (Séptimo día) ha elegido celebrar el
servicio de la comunión anualmente justo después de la puesta del sol
comenzando la fecha de la pascua, el 14 de Abib (Nisan) del calendario hebreo.
(Esta fecha varía de finales de marzo a fines de abril de nuestro calendario). El punto vital es que la Iglesia observe este
memorial juntos, en el Espíritu de Cristo, en el tiempo apropiado.
7. ¿QUIÉNES
DEBEN PARTICIPAR?
El
servicio de la comunión es para:
a) Los discípulos
de Cristo. Es para aquellos que se han arrepentido de sus pecados, los que han
confesado su fe en el Señor Jesucristo como Salvador, quienes han rendido sus
vidas a Él.
b) Aquellos
que se han bautizado en su nombre. Nota: participar cada año del memorial de la
muerte de Cristo reafirma lo que el creyente proclamó públicamente cuando fue
bautizado.
El apóstol Pablo anima a los participantes a
examinarse a sí mismos antes de participar de la Cena del Señor. “Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y
coma así el pan, y beba de la copa” (1ª Corintios 11:28). La razón de esta
auto-examinación está declarada en los versos 27 y 29:
De manera que cualquiera que
comiera este pan o bebiere esta copa de Señor indignante, será culpado del
cuerpo y de la sangre del Señor… Porque el que come y bebe indignamente, sin
discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
La
insistencia del apóstol en la auto-examinación debe verse bajo el contexto de la
mala conducta que la Iglesia de Corinto tenía durante el "festejo del amor",
una cena comunal, la cual, aparentemente comían junto con la Cena del Señor. Algo
parecido a lo que conocemos hoy en día como "cena o comida de convivencia",
cuando todos los hermanos traen comida para compartir con los demás de la congregación
o comunión entre hermanos". Sin embargo, durante esas ocasiones los corintios
pecaban en demostrar el amor cristiano en muchas maneras. Había divisiones entre
ellos. A veces llegaban, comían y bebían en exceso, y no tenían en consideración
las necesidades de los demás. Su comportamiento humillaba a los pobres (v.18-22).
Estos
comportamientos egoístas, hicieron que la iglesia no fuera digna de comer el pan
o beber de la copa del Señor (v.27): "Cuando, pues, os reunís vosotros,
eso no es comer la Cena del Señor" (v. 20). ¿Qué quiso decir el apóstol? El
quiso decir que era imposible participar dignamente de la Cena del Señor teniendo
esas conductas pecaminosas. Su conducta indigna era igual a estar "pecando
contra el cuerpo y sangre de Cristo" (v.27). Pablo reprobó a los corintios
por su conducta (v.22) porque violaba las éticas cristianas del amor, perdón, consideración
por los pobres, preferencia por otros, y la libertad de compartir con aquellos en
necesidad.
Por
lo tanto, cualquier aproximación inconsiderada a la mesa del Señor puede
resultar en pecado contra el cuerpo y sangre de Cristo. Una auto-examinación adecuada
prueba nuestras actitudes y conducta con los modelos bíblicos para que podamos arrepentirnos,
hacer las correcciones necesarias, y así, participar sin condenación (v. 28-29).Por
eso la respuesta del apóstol Pablo a su propuesta de presentarse en forma indigna
era la siguiente: "Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos
juzgados" (v.31).
La
intención de esta enseñanza no era para alejar a los creyentes sinceros de la mesa
de la comunión requiriendo perfección en pensamiento, palabras y obras. Sino por
el contrario su propósito era para animar a los creyentes a examinar sus corazones
y, donde fuera necesario, enmendar su comportamiento para estar preparados para
este servicio tan importante, solemne y conmemorativo. En la auto-examinación y
corrección de nuestro comportamiento, podemos clamar a la gracia de Dios para que
nos haga dignos de participar en la Cena del Señor. Es solamente por su gracia que
para siempre somos dignos de comer el pan y tomar de la copa de la comunión.
SUMARIO
Jesús
instituyó la Santa Cena en la víspera de su muerte. Nos recuerda del gran auto-sacrificio
que Él hizo para darnos la salvación. Los emblemas del servicio son el pan y el
jugo de la vid, símbolos de su cuerpo sacrificado y sangre derramada. Ya que el
pan que Jesús usó al instituir este memorial venia de la mesa de la pascua, lo más
seguro es que era sin levadura, y es por eso que la Iglesia de Dios (Séptimo día),
lo usa para el servicio de la comunión. A la copa que Jesús compartió se le ha descrito
como el utensilio que solamente contenía "el fruto de la vid" (Marcos
14:25); por lo tanto, nuestra práctica es usar el jugo de uva sin fermentar como
símbolo de su sangre.
Este
servicio lo llevamos a cabo cada año como un Memorial y seguimos el ejemplo de
Jesús al incluir el lavamiento de los pies como una práctica de humildad
cristiana.
La
Cena del Señor es una comunión simbólica con Cristo y su cuerpo que es la
Iglesia. Al examinarnos a nosotros mismos debemos probar nuestras actitudes y
conducta con los modelos bíblicos y hacer las correcciones necesarias antes de
participar de la mesa del Señor.
¡Somos
bendecidos cada vez que comemos el pan y tomamos el jugo de la vid de la Cena
del Señor, porque nos recuerda del amor de Jesús hacia nosotros, y del precioso
regalo de vida que hemos recibido por su sacrificio en la cruz! ¡Gloria a Dios!
FECHAS
PRÓXIMAS PARA LA CONMEMORACIÓN DEL MEMORIAL ANUAL DE LA CENA DEL SEÑOR
2014 Domingo 13 de Abril a la puesta del sol.
2015 Jueves 2 de Abril a la puesta del sol.
2416
Jueves 21 de Abril a la puesta del sol.
2017 Domingo 9 de Abril a la puesta del sol.
2018
Jueves 29 de Marzo a la puesta del sol.
2019 Jueves 18 de Abril a Ia puesta del sol.
2020
Martes 7 de Abril a la puesta del sol.
2021
Viernes 26 de Marzo a Ia puesta del sol.
2022
Jueves 14 de Abril a la puesta del sol.
2023
Martes 4 de Abril a la puesta del sol.
2024
Domingo 21 de Abril a la puesta del sol.
2025 Viernes 11 de Abril a la puesta del sol.
2026
Martes 31 de Marzo a la puesta del sol.
2027
Martes 20 de Abril a la puesta del sol.
2028
Domingo 9 de Abril a la puesta del sol.
2029
Jueves 29 de Marzo a la puesta del sol.
2030
Martes 16 de de
Abril a la puesta del sol.
2031
Domingo 6 de Abril a la puesta del sol.
2032
Jueves 25 de Marzo a la puesta del sol.
2033
Martes 12 de Abril a la puesta del sol.
2034 Domingo 2 de Abril a la puesta del sol.
2035 Domingo 22 de Abril a la puesta del sol.
2036 Jueves 10 de Abril a la puesta del sol.
2037 Domingo 29 de Marzo a la puesta del sol.
2038
Domingo 18 de Abril a la puesta del sol.
2039 Jueves 7 de Abril a la puesta del sol.
2040
Martes 27 de Marzo a la puesta del sol.
2041
Domingo 14 de Abril a la puesta del sol.
2042 Jueves 3 de Abril a la puesta del sol.
2043
Jueves 23 de Abril a la puesta del sol.
2044
Martes 10 de Abril a la puesta del sol.
2045 Viernes 31 de Marzo a la puesta del sol.
2046
Jueves 19 de Abril a la puesta del sol.
2047
Martes 9 de Abril a la puesta del sol.
2048
Viernes 27 de Marzo a la puesta del sol.
2049 Jueves 15 de Abril a la puesta del sol.
2050
Martes 5 de Abril a la puesta del sol.
El Señor nos permita estar presentes en su
Mesa en estas fechas. Amén.
Fidel
Guerrero g.@gmail.com
ya entendi de comer y beber indignamente gracias hno. fidel guerrero
ResponderBorrarMuy bien pero tengo entendido que primero es el lavamiento de pies y luego el pan y el vino
ResponderBorrarPrecioso mensaje. Se abren los ojos al entendimiento de la palabra del Señor. Bendiciones a quién o quiénes escribieron esta publicación.
ResponderBorrar